jueves, noviembre 29, 2007

¿Te confiesas?

Durante estos días, la vida se me ha pasado entre confesiones y confesiones... las primeras comuniones de los niños de la catequesis hacen que me haya pasado algunas tardes enteras sentado escuchando pecados y dando absoluciones. He confesado a niños y padres.
¿Cómo nos confesamos? He comprobado acá que muchas de las personas que se han confesado, habían pasado años sin acercarse al Sacramento, por distintos motivos: algunos tenían 5 años, ó 10 años, hasta 20 años sin confesarse... ¿qué les pasa a los católicos que no se confiesan? Ya se las excusas, no necesito que me las cuenten acá, eso ya lo se... lo que me gustaría saber, es porqué nos privamos de tanto bien, de tanta Gracia pudiendo recibirla, de tener el alma pura siempre, de estar más cerca de Dios. Me he quedado con la sensación de que se confesaban por obligación, porque sus hijos hacen la primera comunión, y eso no me gusta...
Muchos, ni siquiera sabían cómo confesarse, así es que en dos minutos, les hacía una breve catequesis sobre cómo confesarse, las cosas mínimas que un católico debería saber al acercarse al sacramento: lo transcribo acá para que alguno se anime a hacerlo...
1.- Conciencia de pecado: Lo primero que necesitamos saber al acercarnos a la Confesión, es tener la conciencia de haber pecado, de saber que hemos actuado mal. Es una condición básica en moral penitencial, saber que cosas son malas y cuáles son buenas... ¿Cómo formo mi conciencia? Esa es una pregunta que me salta ahora que escribo estas líneas... hoy por hoy, no contamos con todas las herramientas, o bien, no las aprovechamos en aprender a distinguir lo bueno y lo malo. Es responsabilidad de cada uno formar la conciencia rectamente, y no acallarla cuando me remuerde algo...
2.- Estar arrepentido: No basta solo saber lo que es bueno y lo que es malo; es necesario también estar arrepentido de haber pecado. Este, no es un punto menor al momento de confesarse... es necesario tener la intención de no hacer más aquello que hice mal, al menos, tener las ganas y poner todos los medios necesarios para no volver a hacerlo... Si falta esta condición, incluso nos pueden negar lícitamente la absolución; por ello es importante estar arrepentido de corazón.
Recuerdo que hace no mucho tiempo, un periodista de no recuerdo qué parte, simuló confesiones en distintos lados para tener la visión y medir el criterio de distintos sacerdotes... ¡Horrible! La Confesión, como Sacramento, merece todo el respeto por ser un lugar privilegiado por donde pasa la Vida de Dios, su Gracia Santificante...
Claro, no se puede obligar a confesarse, cada cual libremente se acerca al Sacramento... de allí la importancia de valorar la vida sacramental, y hacer lo que debemos hacer.
En las próximas ediciones de este blog, hablaré sobre las cosas que debemos decir al confesarnos... Xauuuu!!!

martes, noviembre 20, 2007

Reportándome

Hola mis queridos amigos y amigas...
Paso por acá a dejar algunas letras en el blog, para no perderme tanto, como me dicen algunos que me siguen... tengo muchas cosas de qué hablar, pero poco tiempo para sentarme a teclearlas... a ver si uno de estos días lo hago.
El fin de año en una parroquia, está llena de trabajo (confirmaciones, comuniones, confesiones, grupos de catequesis, pastoral juvenil, colegios, etc...), y la verdad es que miro mi agenda y me deprimo... prefiero no mirarla más allá del día en que despierto: el cansancio a estas alturas del año, ya hace agua en mis neuronas. Tengo mis días copados hasta la Navidad... increible como he acumulado cosas que no puedo hacer ahora, y tengo que esperar con paciencia a que los días lleguen, y hacerlas como debe ser: bien hechas...
Por el minuto, solo paso por acá, a reportarme, como Jimmy cuando visitaba al Señor...

viernes, noviembre 09, 2007

Sonríanos Padre

Hace casi un año atrás, escribí un post respecto de la sonrisas del cura, de que no siempre uno anda con la mejor de las caras, de que me faltaba tiempo para sonreir... desde aquel tirón de orejas que me di, hoy creo que he aprendido en algo la lección. Trato de sonreir habitualmente, y realmente motivos para sonreir no faltan.
En aquella ocasión, hice alusión a una canción de Luis Enrique Ascoy, quien dedica uno de sus temas del disco "Generación zanahoria" al tema de las sonrisas de los curas... se ha transformado en uno de mis temas favoritos... les invito a verlo y escucharlo...

martes, noviembre 06, 2007

Diálogo

- ¿Quien es Juan?... preguntó el sacerdote al entrar en la sala de clases. Todos los niños, alegremente se dan vuelta hacia el centro de la sala, apuntando al pequeño, que al percatarse de que era el centro de la atención,. se pone a sollozar.
La incomodidad del momento, hacen que todos se distraigan nerviosamente, tratando de concentrarse en lo que hacían junto al profesor antes de que entrara el padre a la sala. El padre, se acerca al pequeño, le dice que necesita hablar con él, y luego de tensos segundos, consigue hacerle levantar de la mesa para salir del lugar.
En el patio del colegio, había un sol radiante, que hacía que las lágrimas del niño brillaran...
- ¿Vamos a conversar a la capilla?...
- ....
Una vez en el santo lugar, el padre pregunta a Juan cómo está... el niño, no dejaba de sollozar, y no atinaba a responder, paralizado por la pena que le quitaba el habla.
- ¿Que te duele tanto, hijo?
- ... nada...
Las mangas de la chaqueta que traía el pequeño, estaban mugrientas y servían ahora de improvisado pañuelo para atrapar aquellas lágrimas que no se detenían.
- ¿Te puedo ayudar en algo?... yo se que tienes dolor, y solo quiero que sepas que estoy acá para escucharte...
- ... gracias...
El sacerdote pensaba en el dolor que el pequeño tenía, y se lamentaba internamente buscando una respuesta acertada para consolar los pequeños 8 años de vida que el niño tenía. ¿Qué hacer?, ¿qué decir?... Dios mío, ayúdalo Tu, que esto me sobrepasa...
- Juan
- Si padre
- Tu mamá ya está feliz, descansando...
- Lo se padre...
Antes de salir de la capilla, un abrazo fraterno en el que no faltaron más lágrimas, esta vez por ambos lados, selló el encuentro que no pudo calmar el dolor del niño, pero que ayudó a llevar tanto dolor en un corazón tan pequeño...