Acá estoy nuevamente frente al teclado, pensando sobre lo que voy a escribir, que como siempre, será casi improvisado; alguien no me creía esto, pero la verdad es que nunca me he sentado a escribir los textos que voy a publicar, y por ello mis errores de redacción y ortografía pueden ser garrafales.
¿De qué quiero hablar hoy? De algo que me ha dado vueltas desde hace días: la salud. Y lo digo, porque con el paso de los años, no siempre le ponemos la atención suficiente a lo que nuestro cuerpo muestra y va somatizando... Cuidado, no se preocupen, que no estoy enfermo, es solo por precausión que escribo esto, y porque en estos días me haré un chequeo general para saber como estoy.
Las enfermedades no hay duda que se provocan transtornos en la vida no solo del que la padece, sino también de quienes alrededor viven con él: Si la semana pasada les hablaba sobre la necesidad espiritual de los enfermos, hoy les pregunto por la salud corporal: yo, por lo pronto, hago ejercicio, aunque aún no consigo dejar de fumar... ¡¡¡!!! .... así es la vida de este cura.
Quiero que se cuiden, que aprovechen a los suyos, y que sobre todo amen con todo el corazón.