Durante estos días, la vida se me ha pasado entre confesiones y confesiones... las primeras comuniones de los niños de la catequesis hacen que me haya pasado algunas tardes enteras sentado escuchando pecados y dando absoluciones. He confesado a niños y padres.
¿Cómo nos confesamos? He comprobado acá que muchas de las personas que se han confesado, habían pasado años sin acercarse al Sacramento, por distintos motivos: algunos tenían 5 años, ó 10 años, hasta 20 años sin confesarse... ¿qué les pasa a los católicos que no se confiesan? Ya se las excusas, no necesito que me las cuenten acá, eso ya lo se... lo que me gustaría saber, es porqué nos privamos de tanto bien, de tanta Gracia pudiendo recibirla, de tener el alma pura siempre, de estar más cerca de Dios. Me he quedado con la sensación de que se confesaban por obligación, porque sus hijos hacen la primera comunión, y eso no me gusta...
Muchos, ni siquiera sabían cómo confesarse, así es que en dos minutos, les hacía una breve catequesis sobre cómo confesarse, las cosas mínimas que un católico debería saber al acercarse al sacramento: lo transcribo acá para que alguno se anime a hacerlo...
1.- Conciencia de pecado: Lo primero que necesitamos saber al acercarnos a la Confesión, es tener la conciencia de haber pecado, de saber que hemos actuado mal. Es una condición básica en moral penitencial, saber que cosas son malas y cuáles son buenas... ¿Cómo formo mi conciencia? Esa es una pregunta que me salta ahora que escribo estas líneas... hoy por hoy, no contamos con todas las herramientas, o bien, no las aprovechamos en aprender a distinguir lo bueno y lo malo. Es responsabilidad de cada uno formar la conciencia rectamente, y no acallarla cuando me remuerde algo...
2.- Estar arrepentido: No basta solo saber lo que es bueno y lo que es malo; es necesario también estar arrepentido de haber pecado. Este, no es un punto menor al momento de confesarse... es necesario tener la intención de no hacer más aquello que hice mal, al menos, tener las ganas y poner todos los medios necesarios para no volver a hacerlo... Si falta esta condición, incluso nos pueden negar lícitamente la absolución; por ello es importante estar arrepentido de corazón.
Recuerdo que hace no mucho tiempo, un periodista de no recuerdo qué parte, simuló confesiones en distintos lados para tener la visión y medir el criterio de distintos sacerdotes... ¡Horrible! La Confesión, como Sacramento, merece todo el respeto por ser un lugar privilegiado por donde pasa la Vida de Dios, su Gracia Santificante...
Claro, no se puede obligar a confesarse, cada cual libremente se acerca al Sacramento... de allí la importancia de valorar la vida sacramental, y hacer lo que debemos hacer.
En las próximas ediciones de este blog, hablaré sobre las cosas que debemos decir al confesarnos... Xauuuu!!!