Por fin escribo de nuevo acá... se que este blog ha pasado a pérdida de mi parte, que no he actualizado con regularidad y que más encima, no doy más señales... muchos de ustedes, me siguen hoy por facebook, y saben que estoy vivo, y con muchas actividades; agradezco a todos los que han dejado mensajes acá, me han llamado por teléfono y me han "tirado las orejas" por no escribir nada. Se agradecen todas esas muestras, porque significa que para ustedes soy una persona valorada y respetada al menos... de verdad, muchas gracias.
Durante este mes y algo de ausencia, no he parado... miro la agenda, y no le veo respiro... pero eso da lo mismo, lo que quiero contarles es que estoy bien y sobre todo feliz.
Hoy la felicidad pareciera ser un bien muy escaso, a pesar de lo valorada que es. Yo he aprendido que para ser feliz, solo basta tener actitudes que ayuden a eso: me explico... para ser feliz, hay que levantarse y saber que durante ese día muchas cosas pasarán, para bien o para mal alrededor de uno, pero ahí entras tu, poniendo lo tuyo, apoyando, riendo o llorando según corresponda, y las cosas ya tomarán un matiz distinto, simplemente porque sabes que has hecho lo correcto. Insisto... se trata de actitudes, no solo de hechos y situaciones alrededor de uno, que pueden no ser buenas o que nos hacen daño... la felicidad está dentro de uno, y para el cristiano, reconocemos la felicidad en Dios.
Ser feliz, en lenguaje cristiano es seguir a Dios, realizar su voluntad y caminar bajo su Palabra como guía. Vengo llegando de una jornada de Pastoral Juvenil, y allí nos entregaban estadísticas del Instituto Nacional de la Juventud, en donde se nos mostraba que los jóvenes que se declaran creyentes en Dios, y sobre todo los católicos, tenían mejor percepción de la vida, veían las cosas con más esperanza y eran más felices que los que se declaraban no creyentes en Dios. Me alegré al leer esa encuesta, porque me demuestra que la felicidad que siento en mi vida no es solo una ilusión que mi mente ha inventado, sinó que tiene un fundamento firme y claro: Dios.
Claramente la felicidad no está en las cosas, sino en la fidelidad a lo que se vive y cómo se vive. San Agustín al respecto decía "ama y se feliz"... sencillo, ¿no?... Jejejejeje...
Bueno mis fieles lectores, les agradezco por estar ahí, al otro lado de la pantalla siempre pendiente de mis letras. Quiero que se cuiden, y que sepan que a pesar de no escribir con la regularidad que quisiera, no me he olvidado de este blog, ni mucho menos de ustedes. Anímense, que la vida siempre es bella y nos da oportunidades... solo míralas bien, y seguro sonreirás tarde o temprano. Bendiciones...
Durante este mes y algo de ausencia, no he parado... miro la agenda, y no le veo respiro... pero eso da lo mismo, lo que quiero contarles es que estoy bien y sobre todo feliz.
Hoy la felicidad pareciera ser un bien muy escaso, a pesar de lo valorada que es. Yo he aprendido que para ser feliz, solo basta tener actitudes que ayuden a eso: me explico... para ser feliz, hay que levantarse y saber que durante ese día muchas cosas pasarán, para bien o para mal alrededor de uno, pero ahí entras tu, poniendo lo tuyo, apoyando, riendo o llorando según corresponda, y las cosas ya tomarán un matiz distinto, simplemente porque sabes que has hecho lo correcto. Insisto... se trata de actitudes, no solo de hechos y situaciones alrededor de uno, que pueden no ser buenas o que nos hacen daño... la felicidad está dentro de uno, y para el cristiano, reconocemos la felicidad en Dios.
Ser feliz, en lenguaje cristiano es seguir a Dios, realizar su voluntad y caminar bajo su Palabra como guía. Vengo llegando de una jornada de Pastoral Juvenil, y allí nos entregaban estadísticas del Instituto Nacional de la Juventud, en donde se nos mostraba que los jóvenes que se declaran creyentes en Dios, y sobre todo los católicos, tenían mejor percepción de la vida, veían las cosas con más esperanza y eran más felices que los que se declaraban no creyentes en Dios. Me alegré al leer esa encuesta, porque me demuestra que la felicidad que siento en mi vida no es solo una ilusión que mi mente ha inventado, sinó que tiene un fundamento firme y claro: Dios.
Claramente la felicidad no está en las cosas, sino en la fidelidad a lo que se vive y cómo se vive. San Agustín al respecto decía "ama y se feliz"... sencillo, ¿no?... Jejejejeje...
Bueno mis fieles lectores, les agradezco por estar ahí, al otro lado de la pantalla siempre pendiente de mis letras. Quiero que se cuiden, y que sepan que a pesar de no escribir con la regularidad que quisiera, no me he olvidado de este blog, ni mucho menos de ustedes. Anímense, que la vida siempre es bella y nos da oportunidades... solo míralas bien, y seguro sonreirás tarde o temprano. Bendiciones...
5 comentarios:
Estamos de enhorabuena, con su llegada de nuevo a esta vida del blog, que tanto nos une y acerca a Dios.
Le sigo encomendando.
Un gran abrazo
Hola padre.
vale si hacian falta sus señales, se le extraña mucho...
La entrada wooww las actitudes importan mucho y es mas como tu veas, tomes la vida!!!
en fin
un abrzo y un beso...
ps. Le buscare en Facebook, espero acepte mi solicitud de amistad....
¿Y tirarte las orejas por qué? Hay que tener paciencia, nada más...como decía el lema de un canal de cable, "lo bueno vuelve".
Hay que proyectarse en la felicidad...y sobre todo, tomarse de las cosas sencillas para serlo con una actitud orientada. Saludos afectuosos, de corazón.
Querido Padre....Un abrazo muy grande....
Peque
Dios lo bendiga y a todos los que escogieron la vida religiosa:
ser felices porque aman a Dios las 24 horas!!!
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