- ¿Quien es Juan?... preguntó el sacerdote al entrar en la sala de clases. Todos los niños, alegremente se dan vuelta hacia el centro de la sala, apuntando al pequeño, que al percatarse de que era el centro de la atención,. se pone a sollozar.
La incomodidad del momento, hacen que todos se distraigan nerviosamente, tratando de concentrarse en lo que hacían junto al profesor antes de que entrara el padre a la sala. El padre, se acerca al pequeño, le dice que necesita hablar con él, y luego de tensos segundos, consigue hacerle levantar de la mesa para salir del lugar.
En el patio del colegio, había un sol radiante, que hacía que las lágrimas del niño brillaran...
- ¿Vamos a conversar a la capilla?...
- ....
Una vez en el santo lugar, el padre pregunta a Juan cómo está... el niño, no dejaba de sollozar, y no atinaba a responder, paralizado por la pena que le quitaba el habla.
- ¿Que te duele tanto, hijo?
- ... nada...
Las mangas de la chaqueta que traía el pequeño, estaban mugrientas y servían ahora de improvisado pañuelo para atrapar aquellas lágrimas que no se detenían.
- ¿Te puedo ayudar en algo?... yo se que tienes dolor, y solo quiero que sepas que estoy acá para escucharte...
- ... gracias...
El sacerdote pensaba en el dolor que el pequeño tenía, y se lamentaba internamente buscando una respuesta acertada para consolar los pequeños 8 años de vida que el niño tenía. ¿Qué hacer?, ¿qué decir?... Dios mío, ayúdalo Tu, que esto me sobrepasa...
- Juan
- Si padre
- Tu mamá ya está feliz, descansando...
- Lo se padre...
Antes de salir de la capilla, un abrazo fraterno en el que no faltaron más lágrimas, esta vez por ambos lados, selló el encuentro que no pudo calmar el dolor del niño, pero que ayudó a llevar tanto dolor en un corazón tan pequeño...
8 comentarios:
Sí, padre Cristián, cuando uno desarrolla una cierta sensibilidad por el dolor ajeno se mete en estos berenjenales de consolar, ¡y generalmente uno no sabe qué decir ni qué hacer!, pero uno es la Providencia en acción para esa persona en ese momento y si nos tocó tendremos el gesto si no tenemos las palabras, y estoy segura, porque lo he comprobado en mi y en otros , que sólo el tener el oído disponible con sinceridad e interés, ya es ayuda. El tiempo, criatura de Dios, hará su efecto suavizante. Pobre niño, rezaré por él, dígale, por favor.
Quizás no calmó el dolor del niño; pero supo que a su alcance está abierta la puerta de un corazón amigo, que le dió la llave para guardar en forma segura sus penas, anhelos, ilusiones y alegrías.
Elena.
Padre:
Qué gusto haberlo tenido nuevamente por mi blog.
No tenía idea de que era de San Antonio. Mi familia también es de allá y desde que tengo uso de razón voy a veranear a Santo Domingo.
Hermosa reflexión. Definitivamente en estas situaciones uno no sabe que decir, por eso lo mejor son los abrazos...
Saludos
Hola querido Cristian:
Que tristeza, debe ser muy terrible perder a la mamá a tan temprana edad.
Yo vi a una amiga de la Catalina cuando perdió a su papá hace como un año. En un accidente de avión. Estuvo todo el tiempo sin una lágrima, ni durante la misa, ni en el funeral, nada, ninguna expresión, como si nada pasara. Sólo se dedicó a jugar. Tenía 9 años.
En mi interior pensaba en lo choqueada que estaba, que debía estar bloqueada y no aceptando lo que pasaba, y que luego vendría el aceptarlo y sufrirlo.
Siempre saber que hay alguien que siente que hay un dolor grande, aunque esa persona no lo exprese, debe dejar un espacio para cuando pueda desahogarse.
El sentir ese cariño en el momento adecuado, además, puede significar el no enfermar mas adelante por sentirse solo.
Gracias Cristian por estar por mi casa virtual, aún cuando estaba sin conexión, fue muy lindo cuando me conecté y me encontré con tantos mensajes, correos y muestras de cariño. Así, a quien no le gusta volver?.
Un fuerte abrazo, espero que estés muy bien.
Pay
Padre Cristian.
Cuanto bien hizo a este ni�o ese apoyo, y esas palabras tan entra�ables de que su madre estaba feliz, con que poco se lleva la felicidad a otros.
Todo un programa de actuaci�n su comentario, gracias por �l.
Que triste relato, debe ser super dificil para un niño perder tan tempranamente a su madre, hasta el final segui leyendo hasta que supe el descenlaze.
saludos desde el norte de Arica.
Ufff...conmovedor relato; me llegó más porque me recuerda a uno de mis libros favoritos. En "Corazón", Garrón pierde a su madre y la pena le acompaña por varios días.
Saludos cordiales.
Ahí es donde debemos estar, en las penas, cuando menos gente hay... porque las penas muchas veces son más largas que las alegrías.
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