Febrero transcurre con calores fuertes en la zona, y mucho trabajo en la parroquia; la verdad es que no esperaba verme tan lleno de actividades, y hoy, mirando la agenda me doy cuenta de que una de las cosas que más he hecho en estos días, es celebrar matrimonios. Justo la entrada que necesitaba para este día.
Será el verano, será el tiempo presente, será que muchos están volviendo: el asunto es que mi agenda ha estado este año lleno de matrimonios. Entre enero y Febrero tengo 12 matrimonios... un record para mi... ¿me habré vuelto experto en celebraciones matrimoniales? No, para nada. Es solo el paso de Dios en la vida de ellos, de lo cual yo he sido testigo privilegiado, nada mas. Así se hace Vida el amor de Dios en ellos.
Entre el cansancio, muchas veces me pregunto qué será de la vida de ellos (solo a algunos los sigo viendo, por más que ellos me digan que volverán), donde estarán, cómo les irá... Con algunos ha crecido la amistad, con otros, nunca más los vi, por más que me juraron volver para hablar tranquilos. Ni siquiera fotos he visto de los matrimonios que he celebrado, y ya he realizado un centenar, fácilmente.
Es en esos minutos cuando uno descubre que para muchos fue solo instrumento, una forma de estar cerca de Dios en ese minuto de gracia. No reclamo amistad, ni nada de eso. Solo constato un hecho muy concreto.
Con muchos de ellos he preparado la ceremonia con tiempo y cariño, he conversado y conocido sus sueños e historias, los he confesado, etc. Es tan extraño, que de un minuto a otro se transformen en desconocidos. Así también es la Vida; unos van, otros vienen.
Bueno, hoy, día de San Valentín (que muchos le dan una importancia supina), yo he aportado con la visión del cura frente a los que llegan a jurarse amor eterno al Altar de Dios.
18 comentarios:
estimado amigo:
muchas veces me he sentido un instrumento, pero en el fondo de mi corazón me contenta con estar en el momento preciso en que puedo servir, se que tu lo haces con todo el corazón y no me cabe duda, pero igual es sano pensar esto.
animo, que el verano ya se acabará y podras descansar.
feliz dia de san valentin ( aunque ando medio enojado con cupido pero en fin jajajajaj).
lastima que no tengo noticias agradables en mi blog pero le daré un vuelco un dia de estos solo para hablar de felicidad, aunque ando medio angustiado por algunos temas que para variar no tienen que ver conmigo. será que el señor me lleva a estos estados para acercarme mas a el???.
saludos cordiales
vladimir urrutia
Excelente la entrada de hoy Padre pues habla de sus experiencias como protagonista de esos momentos culmenes de Amor, con mayusucla, y de como nosotros los hombres rompemos tan prontamente como en un minuto nuestra spromesas, promesas que parecieran dirigidas solamente a conseguir algo, algo asi como: Si me das la teta mamá dejo de llorar (piensa el bebe), pero de que vuelve a llorar vuelve. Pues si habra que asumir ese compromiso ante Dios con toda la importancia que tiene. Gracias Padre.
Hay mucha ingratitud, pero a veces será porque los pilló la máquina, y no faltarán los que se sienten una insignificancia que no recuerda nadie.
Gracias por gastarse en su ministerio. Que Dios lo bendiga
Padre Cristian...San Valentín debe de estar feliz, usted lo ha ayudado mucho a consolidar el amor de tantas parejas. Tengo días que no sé de usted y vengo a saludarlo. Que Dios lo bendiga.
Abrazos.
Buen post. Muy "ad doc". Me da gusto todo lo que escribes.
¿Sabes? En realidad, yo he tenido mucho trabajo; aunque también confieso que tuve una semana de vacaciones después del tiempo de Navidad. Ese es el motivo de mi ausencia por la blogósfera... ¡Pucha! Fui a revisar mi blog,... Casi un mes sin escribir. Y, bueno, espero por lo menos estar posteando dos entradas al mes. El caso es que sigo aquí... jajaja.
Recibe un abrazo de tu amigo que te estima un chingo.
Oye, por cierto, bellísimo el nombre de tu sobrino: Grabiel ALONSO.
Dios nos bendiga.
Nosotros solo somos un instrumento de Dios y por tal razon hacemos lo que podemmos y desde donde nuestro señor nos hubico por los demas...
Animo en el trabajo, bueno Dios bendiga estas parejas y nada animo
un beso...
¿Y cuánto es tu habitual de concelebración de matrimonios al mes? Con todo respeto...¿pero no ha pasado algún chascarro en las bodas?
Conoces mi punto de vista acerca de las religiones...pero creo que, si algún día me caso y soy merecedor de esa gracia, me gustaría participar de la bendición divina también porque lo considero de una solemnidad mayor.
Saludos cordiales.
Unos siembran y otros cosechan!
Como catequista he tenido esa experiencia o ese sentimiento de cuantos chicos han pasado, �Qu� ser� de sus vidas! Rezo por ellos y se los encomiendo a Dios.
En tu caso, vos sembras aun mas hondo que nosotros, ya que marcas con sacramentos. �Es realmente un regalo de Dios que todav�a se celebren matrimonios ya que eso tambi�n esta muriendo. Cada vez m�s se van a vivir juntos y no se casan ni por civil.
Que el Esp�ritu Santo te gu�e en cada encuentro con estos j�venes y no tan j�venes que se te acercan por un tiempito a pedirte un regalo de Dios �El sacramento!
Hasta cada oraci�n, Teresa ocds
Hola Cristián. Tal vez mi visión no sea de las más agradables, pero bueno, igual va. Creo lamentablemente que algunas parejas usan la ceremonia religiosa como una mera muestra de ostentación, por todo lo que implica el vestido blanco, la solemnidad que da la iglesia y el esfuerzo que ponen los sacerdotes en darle sentido al sacramento. Sigo pensando que el católico chileno es católico a la chilena, y no como su doctrina se lo indica: el católico de verdad que promete volver, vuelve.
Saludos sangrientos
Blood
El Matrimonio es una gran bendición y una muestra inmensa y bella del Amor de Dios por el hombre. Es una realidad que Dios no deja de amarnos como su pueblo y no deja de amar y acercar a la pareja en medio de las dificultades propias de la convivencia. Ojalá la gente supiera que sin El, el egoismo y la soberbia construye un muro infranqueable, pero con El, es posible el perdón y la copasión con el otro.
que gran regalo ha sido llegar a este blog..gracias a Dios.
Un fuerte abrazo en oración!
¿Viste que pudiste, y hasta con mensaje incluído?
Saludos sangrientos
Blood
Querido amigo curita. Primero quiero disculparme por haberme perdido de tu bloog que tanto bien nos hace a los cristianos de corazón.
La petición que te hice algunos meses sigue plenamente vigente (no sé si aún la recuerdas).
Ya que hablas del matrimonio quiero plantearte una situación que me ha dolido profundamente.
Me reconozco y declaro un servidor de Nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen.
Asisto a la iglesia a oir Misa pero por mi condición de divorciado perdí el derecho a recibir la eucaristía. Podría callarme y recibirla de todas formas, pero no estaría recibiéndola en paz.
La pregunta que me hago és :
Es tan absoluta esta norma de la iglesia de prohibir la eucaristía a los divorciados, aún desconociendo las razones que llevaron a esa separación ??
Si puedes, respóndeme en mi blog.
Un abrazo fraterno y que Dios te bendiga,
Tu amigo,
Alejandro
Querido Cristian, que maravilla.Usa con ellos la informatica, que te den todos el email, mandales charlas formativas rezaré para que esos matrimonios permanezcan alrededor de tu mesa como brotes de olivo y sean fermento de familias Cristianas y si te parece que merece la pena use este trabajo mio como si fuera suyo.http://berabe.blogspot.com/2005/11/la-familia-es-como-es.html
Qué alegría!!!
Qué regalo tu visita el otro día! Fijate que no me daba cuenta que eras vos... Había estado en lo de Dimas y me quedé pensando en visitarte! Tanto tiempo...no?
Un fuerte abrazo y que Dios bendiga a estos matrimonios y tu preciosa labor.
Desde mi humilde trinchera de agente pastoral también me he sentido parecido. ¿Cuántas personas recordarán los días de Confirmación, escuelas de verano o Catequesis Familiar que compartimos y rezamos? ¿estarán tratando aún de ser mejores personas tal como lo conversábamos?
Yo tampoco busco tener un millón de amigos, pero siempre le he dado gracias a Dios por permitirme estar en ese momento tan importante en las vidas de tantas personas, aunque algunas lo recuerden menos que yo.
Desde mi humilde trinchera de agente pastoral también me he sentido parecido. ¿Cuántas personas recordarán los días de Confirmación, escuelas de verano o Catequesis Familiar que compartimos y rezamos? ¿estarán tratando aún de ser mejores personas tal como lo conversábamos?
Yo tampoco busco tener un millón de amigos, pero siempre le he dado gracias a Dios por permitirme estar en ese momento tan importante en las vidas de tantas personas, aunque algunas lo recuerden menos que yo.
No hay reproche en tus palabras; en todo caso pena. Sospecho que la razón puede ser que los matrimonios que celebraste fueron más importantes para ti mismo que para los contrayentes, desde el punto de vista religioso. Es muy humano tu deseo de saber de ellos.
Una segunda lectura de tu reflexión me lleva a pensar en las relaciones que un día fueron profundas y aparentemente «eternas», y la facilidad con que pueden enfriarse sin el roce del encuentro personal. Pero también tengo experiencia de lo contrario. Tengo algún familiar con el que no he hablado más allá de diez horas si juntamos todas nuestras conversaciones, pero tenemos una especial vinculación que nos permite profundizar al minuto de vernos, después de años sin hacerlo. Es tan real como inexplicable para mí.
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