viernes, septiembre 01, 2006

Dejarse acompañar

Entre todas las cosas que hoy pude hacer (ir al colegio toda la mañana, estar con una familia compartiendo el dolor de la partida del papá, confesar a alguien, preparar en parte la homilía, hacer una nota para una radio amiga, celebrar la Misa y conversar con un joven que está discerniendo su posible vocación sacerdotal), resumo este día con la idea de la importancia de ser compañero y dejarse acompañar en los vaivenes de la vida. Estuve desde las 8 de la mañana hasta las 12 conversando con jóvenes en el colegio, que tienen problemas de jóvenes: dificultades para entender lo que sus papás quieren, problemas de adaptación y aceptación entre sus pares, dolores por no poder ayudar a otros, etc. y sin embargo, todos con los que hable y confesé, todos mostraban una aceptación a mis palabras; lo mismo pasó con la familia que llora la partida de un ser querido. Y ni decir del joven que me ha pedido la delicada tarea de acompañarle en su discernimiento vocacional con miras a una posible vocación sacerdotal: se abandona dócilmente a mis palabras y consejos. ¡Qué gran ministerio y que delicada tarea me ha confiado Dios!; es una responsabilidad tremenda, que me demanda estar siempre atento, mantenerme en oración y aprendiendo a dar razón de lo que creemos como Iglesia. El rol de ser compañero espiritual es bonito, pero tiene sus riesgos.
Yo también necesito dejarme acompañar en el caminar. De hecho, como sacerdote, tengo a un sacerdote que me confiesa y escucha mis "rollos" sacerdotales, que no son pocos, les aseguro; pero vuelvo sobre la idea de dejarse acompañar, o en términos bíblicos, PASTOREAR para poder seguir más unido que nunca al Señor. Hoy, una de las cosas que descucbro, es que mucha gente no está dispuesto a dejarse acompañar para discernir y aclarar sus historias, ni tampoco están dispuestos a compartir los dones y las riquezas que Dios les ha confiado. Necesitamos más "orejas" y "hombros" para ofrecer a tantos hermanos que necesitan de este ministerio. Les pido encarecidamente que recen por esta intención, porque Dios necesita de nosotros para darse a conocer, ser amado y mostrarnos su rostro de misericordia.

3 comentarios:

Jose Menchon dijo...

Los sacerdotes también necesitan "Compañeros de Viaje" cualificados y con experiencia.

Me gusta más la palabra "acompañar" que la de "guiar"...

Saludos

AleMamá dijo...

A mí también: doble saludo :)

Aeronauta dijo...

Oveja y pastor a la vez.